Corea del Sur se ha propuesto añadir más drama a la industria de los chips con una medida: producir menos

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Con un telón de fondo complejo, marcado por las tiranteces entre Pekín y Washington y una demanda que no es ajena a las turbulencias económicas, Corea del Sur parece haberse propuesto añadir más "drama" a la industria de los chips. ¿Cómo? Dando un tijeretazo a su producción, que ha caído en el arranque de 2023 a niveles que no se veían desde el ya lejano 2008, cuando acechaba (otra) crisis financiera y los mercados digerían la crisis de las hipotecas subprime.

Los datos son contundentes.

Bajando marchas. A tenor de los últimos datos disponibles, eso es lo que parecen estar haciendo los fabricantes de chips de Corea del Sur. Según los últimos resultados divulgados por Bloomberg, en febrero la producción sufrió un retroceso notable: del 41,8% si se compara con el año anterior, lo que empeora incluso el desplome del 33,9% que ya había registrado la industria en enero.

Caen además los repartos y aumenta el stock. Las cifras de la oficina surcoreana de estadísticas muestran que los envíos a fábrica retrocedieron un 41,6% mientras los inventarios aumentaron un 33,5%. Si se analiza la curva de producción con una perspectiva más amplia, que abarque los últimos años, se comprueba que desde 2008 no salían tan pocos chips de las factorías de las compañías surcoreanas.

Moviendo ficha en Seúl. Las autoridades del país ya han movido ficha para respaldar su sector. Hace solo unos días el Parlamento de Corea del Sur aprobaba un proyecto de ley, conocida como K-Chips Act, que aspira a impulsar la industria nacional de semiconductores con más créditos fiscales. El objetivo: estimular las inversiones en un sector clave para el nación, que no es ajena al contexto y ya experimentó a finales del año pasado una contracción de su PIB.

A mediados del mes, su presidente, Yoon Suk Yeol, anunció una ambiciosa ofensiva inversora hasta 2026 dirigida a la industria de semiconductores, coches eléctricos o biotecnológica para fortalecer a la nación en la carrera tecnológica.

La curva de demanda. Para entender la deriva de la producción de semiconductores en Corea hace falta conocer la de la demanda, que no es ajena a los vientos que soplan a escala global, con la subida de tipos de interés, inflación y una ralentización en la compra de dispositivos tecnológicos. Tras un 2022 que se despidió con un "máximo histórico" de ventas, los últimos datos de Semiconductor Industry Association (SIA), reflejan que 2023 ha arrancado con caídas.

En enero las operaciones sumaron 41.300 millones de dólares, lo que representa un retroceso del 5,2% si se compara con diciembre y del 18,5% con respecto al mismo mes de 2022, cuando las ventas alcanzaron los 50.700 millones.

Grafico Gráfico de la Asociación de la Industria de Semiconductores.

"El mercado se ha enfriado". "A pesar de las ventas récord en 2022, el mercado global de semiconductores se enfrío considerablemente durante la segunda mitad del año y esa tendencia continuó el primer mes de 2023", señala John Neuffer, presidente de SIA. Su pronóstico es más optimista a largo plazo, con previsiones que ve "sólidas" más allá de "la recesión cíclica a corto plazo".

Otra voz destacada que ha compartido sus inquietudes en el horizonte más inmediato es la de Pat Gelsinger, director general de Intel. A finales de 2022 el ejecutivo reconocía a The Wall Street Journal algunos temores, como el impacto de la inflación en los costes de producción, el encarecimiento de la energía o  una previble caída de la demanda ante el temor a la recesión en ciertos países.

Las tensiones Pekín-Washington. A modo de guinda y más allá de la evolución de la demanda o los despidos en el sector, el sector lidia con otro reto notable, de orden geopolítico: las tensiones entre Washinton y Pekín, que se han filtrado en la industria con la conocida como "guerra de chips". En su empeño por evitar que la tecnología avanzada "made in USA" llegue China, EEUU ha adoptado una serie de medidas de bloqueo que afecta a semiconductores fabricados con tecnología estadounidense. En noviembre el propio Gelsinger mostraba su preocupación por el efecto de ese veto en la cadena de suministro.

Imágenes: SIA y TSMC

En Xataka: Estados Unidos se ha pegado un tiro en el pie: las empresas surcoreanas se rebelan contra su ley de los chips

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