Tras años de investigación y misterio, al fin sabemos cómo se formaron los grandes anillos de Saturno

Tras años de investigación y misterio, al fin sabemos cómo se formaron los grandes anillos de Saturno
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El 15 de septiembre de 2017, Cassini mandó su último mensaje a la Tierra antes de precipitarse de cabeza a las entrañas de esa enorme bola de gas en mitad del espacio a la que llamamos Saturno. El 'Gran Finale' fue uno de los 'momentos espaciales' más emocionantes de los últimos años: el gran adiós de una sonda que había estado 13 años con nosotros.

Y, sin embargo, a veces da la impresión de que sigue más viva que nunca: desde entonces, los datos que recabó la sonda espacial han ayudado de manera brutal a entender los misterios del planeta. El último y más misterioso es el origen de los anillos.

Un misterio de 400 años. Porque esta historia con aquel Galileo Galilei observando los anillos de Saturno por primera vez sin saber identificar qué era lo que estaba viendo y recorre toda la historia moderna de la astronomía hasta los resultados que nos dio la misma Cassini cuando analizó la composición de los anillos. Según la sonda, la edad aparente de estas estructuras era de tan solo 100 millones de años de edad.

Como decía Ricardo Hueso, científico planetario de la Universidad del País Vasco UPV/EHU, los datos de Cassini dibujaban algunas respuestas, pero dejaban una pregunta mucho más intrigante: "si el sistema solar tiene 4.500 millones de años", "¿cuál es el origen de los anillos y por qué son tan jóvenes?"

La importancia del 'Grand Finale'. El acto final de Cassini no solo fue 'bonito' a nivel emocional, fue útil. Para responder a esta pregunta, Jackson Wisdom y su equipo del MIT utilizaron las últimas observaciones de Cassini (cuando se acercó de manera irreversible al planeta y sus 'fuerzas de marea') como modelo para entender de dónde pudo aparecer todo ese material que conforma los anillos.

Su explicación es interesante y tiene nombre: Crisálida, una antigua luna de Saturno. Según parece, hace unos 160 millones de años el satélite se volvió inestable y se acercó demasiado al planeta. Esto acabó por "hacerla gravilla" y, como consecuencia, acabó conformando los característicos anillos. De hecho, según la investigación, la extraña inclinación del planeta ("que está inclinado 27º con respecto al eje perpendicular a la eclíptica en la que orbitan los planetas") también relacionada con Crisálida.

No solo es. Como señalaba Santiago Pérez Hoyos en el Science Media Center, el modelo encaja "con las variaciones orbitales de otros satélites como Titán y con las interacciones gravitatorias que todo el sistema de Saturno establece con el cercano Neptuno. También las estimaciones de masa encajan con la idea que tenemos del cuerpo que, al desgajarse, pudo formar los anillos. Además, la idea de que un planeta que hoy día cuenta con más de ochenta lunas conocidas pueda haber tenido algún satélite más o menos no resulta en absoluto descabellada".

Vamos, se trata de una idea impresionantemente potente que resuelve numerosos problemas: la "hipótesis es aparentemente firme y resiste un primer análisis detallado". Lamentablemente, no vamos a poder testarla en un futuro cercano porque no hay ninguna misión con destino a Saturno en el calendario espacial. Lo cual, por otro lado, es también una buena noticia. Significa que estamos cada vez mejor preparados para modelizar procesos gravitacionales tan complejos como los maravillosos anillos planetarios.

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