La discreta vida de Françoise Bettencourt: el mayor lujo de los ultrarricos es el anonimato

  • En diciembre de 2023, su fortuna ascendía a 100.200 millones de dólares

  • Su madre, hija del fundador de L’Oréal, ya era la mujer más rica del mundo con una fortuna de 39.500 millones

Françoise Bettencourt Meyers
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Los millonarios más importantes del mundo se dividen en dos grupos. Por un lado están los que viven una vida pública plena y disfrutan siendo el centro de atención allí por donde pasan, como es el caso de Elon Musk.

Por otro lado, hay un reducido grupo de milmillonarios que son como los agujeros negros: se tiene más información por lo que se genera a su alrededor, por lo que realmente muestran. En España tenemos un buen ejemplo en Amancio Ortega, muy receloso de su privacidad, y en Francia tienen a Françoise Bettencourt Meyers, la heredera del imperio cosmético de L’Oréal.

La milmillonaria heredera es prácticamente una desconocida, pese a ser la mujer más rica del mundo y haber roto, aunque solo fuera por algún tiempo, la barrera de los 100.000 millones de dólares durante el pasado mes de diciembre. Ha sido la primera mujer en conseguirlo. Su mayor tesoro es el anonimato que mantiene en la vida pública, pese a haberse visto envuelta en varios affaires familiares.

Nacida en 1953, Françoise Bettencourt Meyers es nieta de Eugène Schueller, que en 1909 fundó L’Oréal tras descubrir un innovador tinte para el pelo. Tras la muerte del fundador en 1957, su única heredera Lilianne Henriette Charlotte Schueller quedaría al frente de la compañía heredando una fortuna estimada en 32.000 millones de dólares. Sin embargo, su madre nunca quiso dirigir la empresa, por lo que delegó el cargo en un amigo de la infancia de su marido, el político francés André Bettencourt, para dedicarse a una vida más disoluta.

La joven Françoise estudió en el elitista colegio religioso Marymount International School en Paris, según publicaba Paris Match, aunque al poco tiempo dejó la institución para educarse en casa ante los temores de sus padres a que fuera secuestrada. Este aislamiento modeló su actual carácter reservado y su aprecio por la privacidad y el anonimato por encima de todo, contrastando con el carácter extrovertido y social de su madre. Como se puede leer en Vanity Fair, ella prefería quedarse en casa y tocar el piano o leer a acudir a las ostentosas fiestas que organizaba su madre.

Estas diferencias crearon una relación tensa entre madre e hija, que llegó a pasar por varios juicios para declarar la incapacidad de su madre para gestionar su fortuna, tras hacerse públicas las generosas donaciones que había estado haciendo a su amante y el pago de sobornos a altos cargos de la administración de Nicolas Sarkozy. El escándalo se llevó a la pantalla con el documental ‘El caso Bettencourt: El escándalo de la mujer más rica del mundo’ de Netflix.

Liliane Bettencourt falleció en 2017 dejando un legado valorado en 39.500 millones de dólares a su única hija, que tomaba así el relevo como la mujer más rica del mundo.

Tal y como sucede con el imperio de la moda de lujo creado por el también francés Bernard Arnault, L’Oréal ha ido absorbiendo otras marcas del sector de la cosmética y la belleza como Maybelline, Essie, Garnier, Urban Decay, Lancôme y Kiehl's y licencia las divisiones de belleza de prestigiosas firmas de moda de lujo como Yves Saint Laurent y Valentino.

Al igual que hizo su madre, Françoise Bettencourt ha delegado la administración de L’Oréal en su marido, Jean-Pierre Meyers y en sus hijos Jean-Victor y Nicolas, que pasaron a formar parte del consejo directivo de L’Oréal.

No obstante, como mayor accionista individual de L’Oréal con una participación del 35%, Françoise Bettencourt mantiene un puesto en el consejo de administración de la compañía que fundó su abuelo. Además, cuenta con una importante participación en Nestlé, el 9% de las acciones de la farmacéutica Sanofi y un rentable 5,5% de las acciones de LVMH que han disparado la fortuna de Bettencourt en los últimos años.

Pese a esa posición, Françoise Bettencourt Meyers prefiere mantenerse alejada del foco mediático y reside en un moderno edificio de dos plantas a solo 50 metros de la mansión Art Deco donde vivía su madre en el exclusivo barrio de Neuilly-sur-Seine, donde según The Independent, comparten vecindario con algunos de los ex presidentes de Francia.

De carácter solitario y gustos sencillos, trata de ocultarse tras unas gafas grandes de montura negra y un eterno pañuelo al cuello que se han convertido en una seña de identidad propia. Su educación religiosa y su gusto por las bellas artes le han llevado a escribir dos libros que van desde la mitología griega hasta el judaísmo y el catolicismo.

La rica heredera se ha mantenido al frente de la Fundación Bettencourt Schueller que creó junto a sus padres en 1987, dedicada al mecenazgo de talento científico y cultural en Francia.

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Imagen | Flickr (UNESCO Headquarters Paris), DennisM

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